martes, 16 de agosto de 2011

Cómo escribir sobre deporte con pasión, gracia, conocimiento y originalidad

Todavía hay esperanza. Pero no esperes encontrarla por aquí. Ya sabemos que el periodismo deportivo en España hace años que exige mascarillas antivirus para sus sufridos lectores. Aunque ahora que lo pienso... ¿por qué he escrito sufridos? Es evidente que los panfletos sectarios, forofos, sensacionalistas y pueriles que tenemos como periódicos deportivos están a la altura de sus lectores. El mejor ejemplo me pilla a mano: yo llevo leyendo el Marca desde 1986.
Es lo que hay.Y talentos como el sensacional Juanma Trueba -tal vez uno de los cinco mejores escritores españoles vivos- o Santi Segurola no podrán cambiarlo.
Así que una vez más tenemos que mirar con admiración y envidia a los anglosajones.
Otro día me detendré a glosar las virtudes de las páginas de deportes de The Guardian o The Times, un ejemplo frecuente de rigor, ingenio y calidad literaria, pero hoy quiero homenajear al gran Bill Simmons, más conocido como Sports Guy en la edición electrónica de la célebre marca americana ESPN.
Simmons es un nativo de Massachusetts tan obsesionado por los deportes y los equipos de Boston que su íntimo amigo Steve Jung le bautizó a principios de los 90 como The sports guy.
El apodo triunfó. En la web de ESPN se convirtió muy pronto en una referencia por lo socarrón y apasionado de sus columnas. Su éxito fue tan grande que traspasó el ámbito deportivo y convirtió a Bill en el guionista estrella del reputado Jimmy Kimmel Live, uno de los late-shows humorísticos más populares en USA. Pero Simmons es un sports guy, no lo olvidemos, así que tras sus lucrativos pinitos catódicos regresó a tiempo completo a la frecuentemente vilipendiada ESPN para establecerse como uno de los escritores más brillantes de la prensa americana.
No sé realmente si es una cuestión de cultura o de talento, pero nuestra prensa deportiva está a años luz de esto.
O de esto.
A años luz.



miércoles, 10 de agosto de 2011

Señores Modernos is back!

Empiezo dando explicaciones.
 Estas son las 10 razones por las que Señores Modernos desapareció trágicamente de tu vida durante 6 larguísimos meses:

1. Después de 5 años de servidumbre y compromiso pazguato, decidí dejar mi trabajo. Eso distorsionó inmediatamente mi visión de las cosas y creí que debía deshacerme de todo aquello que no estuviera revestido de novedad, renovación, enmienda y catarsis.
2. De repente me encontré con mucho tiempo para hacer muchas cosas. Ya sabes, el escenario perfecto para hacer concretamente Nada.
3. Esperaba que miles de fans de todo el mundo pidieran histéricamente mi regreso en cuanto empezara a resultar insoportable mi ausencia. Nunca pasó. (Solo algunos centenares empezaron a reaccionar a partir del mes de junio. Se lo agradezco, pero les esperaba antes).
4. Comencé a frecuentar un Blog (no pienso mencionar cual porque me muero de envidia), que me hizo tomar conciencia de lo pueril y vacuo de mi personaje.
 Y, claro, odio jugar a juegos que no puedo ganar.
5. Twitter irrumpió en mi hibernación con más fuerza y misterio de lo que esperaba. Me sedujo su vigor juvenil, su turbamulta consternada, su cacofonía cosmopolita y sus chicas morenas.
6. La temporada futbolística se puso apasionante. Incandescente. Bélica! Y finalmente trágica...
7. La insuperable Verónica Puertollano me regaló un libro que lo cambió todo: "Verdad y mentiras en la literatura" de Stephen Vizinczey. Hay tanta belleza, tanta autenticidad y tanta erudición mesurada e instructiva en esa obra maestra que uno no puede evitar sentirse ridículo aún escribiendo para los amigos.
8. No nos engañemos: los blogs están pasados de moda. Los snobs ya no podemos permitírnoslos si no es mostrando una distancia displicente y extravagante.
9. Señores Modernos nació como blog colectivo, participado por 3 tipos que se inventaron un club restringido y aristócrata para gente que bebe ginebra importada en locales que resultan díficiles de pronunciar para un madrileño común. Dos de esos Modernos fundadores decidieron bajarse del barco convencidos de que yo podría hacerlo navegar solo...Parece mentira que no me conozcan.
10. No soy más que un Bartleby sin la pulsión suicida. En realidad, esto, como todo, preferiría no hacerlo.