martes, 31 de agosto de 2010

Con Perspectiva

El vagabundeo interior es una expresión lo suficientemente imprecisa para mi. Siempre me gustó. En cuanto aquel franciscano renegado me la susurró en un parque de Rejas decidí que quería arrebatársela. Aludía a su tránsito esquizofrénico por las heridas propias, pero encaja a la perfección con mi idea del exilio desde la ciudad en la que vives hasta la ciudad en la que deseas morir. En mi caso, por supuesto, se trata de la misma ciudad, pero no necesariamente en el mismo siglo. Por eso mi exilio tiene una cierta dimensión incierta. Como si quisiera ser testigo de mi propia inanidad con perspectiva.

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