jueves, 9 de septiembre de 2010

El Cultureta, por Tolstoi

Cuando un artista, en las épocas en que el arte era universal, componía una obra- como por ejemplo un escultor griego o un profeta judío- se esforzaba por decir lo que quería, de modo que su obra la comprendieran todos. Pero cuando el artista sólo ha trabajado para un pequeño círculo de gentes que ocupan posiciones excepcionales, para los Papas, cardenales, reyes, duques, o para la querida de un príncipe, no ha procurado hacerse comprender más que de esas gentes de quienes conocía bien las costumbres y los gustos. Era ésta una tarea mucho más fácil; y así el artista se expresaba por alusiones que entendían los iniciados, pero que eran oscuras para el resto de los mortales. Podía de este modo decir más cosas, y ademas el iniciado sentía cierto placer y encanto en lo vago y nebuloso de tal forma de expresión. Esta tendencia, que se traducía por alusiones mitológicas e históricas, y también por lo que se ha llamado eufemismo, ha ido adquiriendo prestigio de día en día; hasta alcanzar sus límites extremos en el arte de nuestros modernos decadentes. No sólo la afectación, la confusión, la oscuridad han sido elevadas a la categoria de cualidades, y aún de condiciones de toda poesía, sino que lo incorrecto, lo indefinido, lo no elocuente, están a punto de sentar plaza de virtudes artísticas.

Leon Tolstói
¿Qué es el arte?
1898

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